La historia de cómo una pequeña empresa familiar de géneros de punto se convirtió en la más innovadora del sector, sedujo a los clientes más prestigiosos de la alta costura y se aseguró el respaldo permanente de Chanel…
Por: Galia Loupan
Barrie abrió sus puertas por primera vez en 1903, en Hawick, a orillas del río Teviot, cerca de Edimburgo, Escocia. Al igual que su tierra natal, es un lugar de contrastes: luz suave, arquitectura descarnada, clima frío, corazones cálidos… Barrie también está en fructífera tensión entre historia e innovación. Y ahora están dando pasos decisivos hacia la sostenibilidad.
La cachemira, como fibra, es especialmente sensible a la contaminación y al cambio climático. Las cabras de cachemira viven en las altas montañas de Mongolia.
Como Escocia también tiene sus propias Tierras Altas, algunos pastores pensaron en traerse algunas de estas capra hircus laniger y criarlas más cerca de casa.
Pero el cambio de escenario hizo que a los animales les creciera un pelo más áspero y de menor calidad, lo que demuestra que el ADN no es el único factor cuando se trata de cachemira de lujo: los ecosistemas tienen su propio impacto intangible.
Por eso Barrie, en plena colaboración con Chanel, lanzó en 2015 una iniciativa de gran envergadura en Mongolia, para garantizar el máximo nivel de trazabilidad y calidad de las cachemiras Barrie, asegurándose al mismo tiempo de que los pastores y criadores de ovejas locales reciben un salario decente y digno.
Esta sensibilidad hacia la importancia y la fragilidad de los ecosistemas caprinos, y un profundo respeto por los seres humanos que los cuidan, llevaron a la marca a crear una cooperativa.
La historia de Barrie
Los casi 400 ganaderos de esta estructura reciben formación y apoyo para garantizar prácticas de trabajo respetuosas con el hombre, el animal y el medio ambiente en su conjunto: pastos sostenibles, normas estrictas de bienestar animal, etc. Para Barrie, fabricar la mejor cachemira tiene que ser tan suave para el planeta como para la piel.
Y luego, en el otro extremo del proceso, los jerséis y prendas de punto acabados se lavan en grandes máquinas que utilizan el agua del Teviot. La pureza del agua del río también influye en la suavidad del hilo.
Clive Brown, Director de Desarrollo de Barrie, que nos da la bienvenida a la fábrica, nos cuenta que éste fue su primer trabajo cuando se incorporó a la empresa, hace varias décadas, trabajando en estas enormes lavadoras azules.
Caminando por la fábrica, es increíble ver cómo algunas máquinas de tejer son tan antiguas que parece que deberíamos verlas en blanco y negro, mientras que otras utilizan programas informáticos extremadamente complejos que requieren conocimientos especializados para su uso.
Como explica Clive Brown: «El equipo industrial trabaja en estrecha colaboración con el estudio de la marca Barrie en París, asegurándose de que la proporción de los elementos de diseño es correcta y de que todo se ajusta al tallaje. Y luego tenemos un equipo separado de personas programando».
La marca Barrie se creó en 2014, y hay que distinguir entre la fábrica Barrie, que trabaja con muchos clientes, principalmente Chanel, y la marca Barrie, que está dirigida por el director creativo Augustin Dol-Maillot y tiene su propia identidad y estilo.
La creación de la marca ha permitido a la fábrica Barrie ir aún más lejos en su innovación técnica, empujada por el impulso creativo del equipo de diseño de París. Una búsqueda aún más intensa de la excelencia, tanto artística como técnica.
Mientras que antes escogían a un experto tejedor y le enseñaban a programar, ahora seleccionan a los mejores estudiantes de cursos de programación y les enseñan el mundo del punto de lujo.
Realmente hacen falta expertos para ejecutar los complejísimos diseños que crean para su propia marca y para sus clientes.
Clive Brown se muestra entusiasmado: «El hilo entra por 40 puntos diferentes en cualquier jersey. Puedes tener diferentes colores, jerséis, tridimensionales… todo en la misma prenda. Es un proceso extremadamente creativo, aunque la gente piense que es técnico, sólo hay que programar».
Trabajar con una nómina tan increíble de casas de lujo de alto nivel, y pertenecer desde 2012 al ecosistema Métiers d’Art de Chanel, ha permitido a Barrie una libertad para experimentar que pocas marcas de su tamaño pueden tener.
«Cuando desarrollamos productos para la marca Barrie no pensamos en el coste, lo tratamos como si estuviera hecho para uno de nuestros clientes modistos», explicó Clive Brown.
Así como agregó: «Trabajo con muchos diseñadores, y muchos de ellos miran el sitio web de Barrie y se inspiran en el nivel de habilidad y la gama de técnicas que ofrecemos. Nuestro objetivo es impulsar la tecnología y las posibilidades del tejido de punto«.
El hecho de que el mismo pequeño grupo de personas trabaje con algunas de las marcas de moda más exigentes y de más alto nivel del mundo ha permitido a esta operación comparativamente pequeña desarrollar una concentración de conocimientos y un conjunto de habilidades que no tiene parangón, en lo que se refiere a la técnica del género de punto.
Los resultados son realmente asombrosos, sobre todo para el ojo experto. Al igual que Chanel, su cliente más famoso, propietario y protector, Barrie como marca es todo fusión perfecta entre pasado y presente, deseabilidad y sostenibilidad, ejecución hábil y la comodidad más suave e increíble cuando se lleva puesta. Busca la etiqueta «Made in Scotland», ¡tu armario, tus ojos, tu piel y tu planeta se lo agradecerán!
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