Hay campañas que venden ropa. Y luego están las que definen un legado. Donatella Versace no solo cierra una era: la inmortaliza. Su última campaña como directora creativa de la maison italiana no es un simple adiós, es una explosión visual de poder femenino, sensualidad afilada y homenaje a las musas que marcaron generaciones.
En un desfile fotográfico donde cada imagen parece gritar yo estuve aquí, Donatella se despide haciendo lo que mejor sabe: elevar el exceso a arte, y la actitud a historia.
¿Quiénes protagonizan esta campaña que ya es historia de la moda?
Un casting que se siente como un dream team de todos los tiempos. Desde las supermodelos que definieron los años 90 hasta los rostros que inspiran a la nueva generación, el desfile visual lo lideran Claudia Schiffer, Kate Moss, Kristen McMenamy, Amber Valletta, Natasha Poly, Saskia de Brauw, Liu Wen, Mica Argañaraz, Anok Yai, Mila Van Eeten y Jacqui Hooper. Todas fotografiadas por el dúo icónico Mert & Marcus.
“No son solo modelos. Son mujeres que han transformado la cultura visual”, dice Donatella.


¿Qué hace tan especial esta despedida creativa?
No es solo una campaña, es un testamento. Donatella Versace lleva desde 1997 al mando de la maison fundada por su hermano Gianni, y este proyecto es su manera de celebrar a la mujer Versace: sensual, segura, libre.
Cada retrato es casi un manifiesto. Luz blanca, fondo neutro, mirada directa. Sin filtros, sin distracciones. Solo ella, su fuerza y su historia.
¿Cuál es el mensaje de Versace detrás de esta narrativa visual?
“Sé tú misma. Cree en ti. Rompe las reglas.”— dice Donatella. Ese es el grito de guerra que articula cada imagen. La campaña no recurre a artificios: hay estilismo, sí, pero hay sobre todo alma. Las piezas —desde la mítica malla metálica hasta los trajes deconstruidos— no visten cuerpos, visten convicciones. Porque en Versace, la ropa no decora, declara.

¿Qué papel tiene Kate Moss en este cierre icónico?
Kate Moss —símbolo de coolness atemporal— protagoniza la despedida de Donatella como si el universo Versace le perteneciera por derecho natural. Su presencia no es nostalgia, es continuidad. Ella es la it girl eterna que se reinventa sin perder su esencia.
“La moda tiene momentos que se sienten eternos. Y luego están los que definen una era”, sentencia Donatella, y este es uno de ellos.
¿Qué novedades introduce esta campaña para marcar el inicio de una nueva era?
El Vemblem, una V metálica poderosa y escultural, se introduce como emblema de una nueva identidad gráfica. Lo lleva la Virtus, el nuevo bolso de Versace con forma redondeada y carácter innegociable.
— El lujo, ahora, se toca y se siente. Funcional, seductor, con alma.
¿Qué dice esta campaña sobre el futuro de la firma?
Donatella deja la dirección creativa, pero no el espíritu de la casa. A partir del segundo semestre de 2025, será Dario Vitale —joven diseñador con mirada vanguardista— quien tome el relevo. Un fichaje que, junto a la reciente adquisición de Versace por parte del Grupo Prada, promete una reinvención llena de posibilidades.
La moda se transforma, pero el alma de la maison permanece: libre, glamurosa, inquebrantable.


¿Por qué esta campaña de Versace ya es un hito?
Porque captura algo que va más allá del estilo: captura el poder de ser una misma. Versace FW2025 es una lección de legado, una carta de amor a las musas, un statement sobre la atemporalidad de la actitud. Y, sobre todo, es una despedida que no se siente como un final, sino como una nueva puerta abierta.
“Cada colección es una historia. Esta es la historia de Versace. Y yo siempre estoy lista para el siguiente capítulo” — Donatella Versace


Donatella no se va en silencio. Se va brillando, rodeada de sus musas, con una campaña que no solo celebra su legado, sino que lo eleva a la categoría de arte. Porque cuando una mujer crea con el corazón, se convierte en historia. Y Donatella Versace ya lo es.
Ahora el telón cae… pero el eco de su voz —audaz, glamourosa, indomable— seguirá resonando en cada costura, cada tacón, cada paso que dé Versace hacia el futuro. El adiós más poderoso no es el que se dice: es el que se deja ver. Y este, sin duda, lo vimos todos.