Con el amor y el arte como instrumentos para cambiar al mundo, Elyfer Torres construye cada escalón a sus metas con el don de la fragilidad.
Créditos:
Director Editorial: Gerard Angulo / @gerardangulo
Realización: Sergio Valenzuela / @sergiovalenzuelach
Fotografía: Mauricio Sánchez / @losquien
Maquillaje: Aleida Gómez / @aleidaregg
Peinado: Manny Marcial / @mannymarciall
Asistente de fotografía: Daniel Nuhar / @danielnuhar
Asistente de moda: Vanessa López / @vanecl.__ y Maria Fernanda Nuñez
Relaciones Públicas: Gabriela de los Santos / @estachava
Entrevista: Wendy Sanjosé / @wendy.sanjose
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Elyfer Torres se sabe valiosa y se deja sentir con libertad, abrazando sus raíces, su humanidad y su sensibilidad artística para enorgullecer a la niña que un día soñó, tal cual se retrata en esta edición de Marie Claire México.
Desde ser la protagonista de la adaptación contemporánea de la icónica telenovela colombiana de principios de los 2000, «Betty en Nueva York» en 2019, hasta mostrarse implacable en la serie de historias reales adaptadas «Mujeres Asesinas», Elyfer fortalece su esencia artística en cada disciplina que toca, utilizando como escudo su pasión y convicción.
¿Qué es lo más acuario que has hecho?
Vivir en muchos lugares y no estar en ninguno realmente. Tengo vínculos muy importantes en cada lugar donde he vivido, pero siempre cambio de lugar. Me gustan los nuevos espacios, la creatividad fluye cuando tú también cambias de ambiente, de ciudad, de círculo, me gusta esa renovación permanente de cosas, pero, sin duda, ser actriz es lo más acuario que he hecho.
¿Crees que las redes sociales son un medio para manifestar?
¡Sí, 100%! Considero que es necesario utilizar esas herramientas para compartir cosas que son importantes. El arte para mí es un mecanismo de transformación social, una punta de lanza para hacer grandes cambios y abrir conversaciones incómodas, y a veces duras, que las ficciones nos permiten tocar.
Y si la vida me dio la oportunidad de tener una plataforma, me gusta usarla para platicar de esas cosas que me suceden porque seguramente no soy la única persona que transita estas emociones y a veces siento que en redes sociales se pierde la humanización de quién soy, entre tendencias y comparaciones, dejamos de ponerle valor a lo que creemos.
¿Cómo convive el arte en tu ser?
Fielmente, creo que si algo soy, es artista, lo digo sin una pizca de ego, sino que verdaderamente creo que yo nací para ser artista, no me importaría si tuviera o no la atención, lo que me interesa es conectar con la humanidad de los personajes que creo y contar historias. Esa pregunta me parece preciosa, porque creo que tengo una fuerte necesidad de ponerle nombre y orden a todo lo que siento.
Soy una persona que siente mucho, antes me sentía culpable por eso, pero ya no. La capacidad que tengo de sentir mucho es la misma que me permite crear el arte que hago.
La escritura fue lo primero que descubrí; escribo poemas y verso libre, cuentos historias, ficción, a veces escribo desde el enojo y entonces mi enojo se vuelve colectivo y me doy cuenta que, lo que siento yo, lo sienten más personas y entiendo que el arte es transformador. Creo que solo dejo la emoción sentir y creo, sale meramente de la emoción, del enojo, de la rabia y del amor también.
¿Cómo vives tu disciplina?
Siendo honesta, me cuesta mucho trabajo y creo que tiene que ver con ser neurodivergente, se me olvidan mucho las cosas, pero no es algo con lo que hoy me peleo, porque al final, soy una mente creativa y está bien permitirnos crecer con el tiempo y equivocarnos. El reto es estar con personas suficientemente empáticas que estén en ese mismo proceso de crecimiento contigo.
Pero creo que soy muy responsable y disciplinada en el ámbito creativo, nunca dejo mis creaciones a la mitad. Parte de mi disciplina diaria es hacer una oración que se llama «la oración de la serenidad» y leer mis mantras. Tengo en mi pared pequeñas frases que leo nada más al despertar: «Soy honesta, soy congruente, soy compasiva, soy exitosa, soy libre…», son cosas simples, pero muy sencillas de olvidar. Por ello las recuerdo cada día.
¿Cómo vide la moda Elyfer?
Es algo tan cambiante hoy en día, que creo que lo mejor que podemos hacer es encontrar qué nos gusta a cada uno. Me cuesta mucho trabajo seguir tendencias y me frustro intentando cumplir esas expectativas, pero ahora entiendo que la moda es lo que sea con lo que yo me sienta cómoda. Dejar de sentirnos culpables por las cosas que nos gustan y empezar a abrazarlas es súper poderoso.
Como mujeres jóvenes, se nos empuja mucho a los cánones de belleza convencionales y eso es muy fuerte de la industria de la moda en general. En lo particular, lo vivía mucho porque yo soy muy velluda y me hacía depilación laser, pero me dolía muchísimo hasta que me pregunté:
«¿A mí quién me dijo que peluda no podía ser actriz?» Y, ya, bye, lo dejé. Hoy creo que soy una persona que disfruta un montón de la moda, porque ya no estoy peleada con ella y empiezo a encontrar marcas, diseñadores y espacios que valoran eso, Marie Claire es uno de ellos, donde digo: «puedo ser yo ‘una- pologetically‘ y se celebra.
¿Cómo es tu relación con tu «yo» de niña?
Le escribo siempre, canciones, poemas, quiero llorar cada que pienso en esa personita, porque siento que no hay nadie más en el mundo al que tengamos que complacer que a nuestro yo de niños. Pienso en ella, en cuando tenía seis años y lo que me sacaba de sentirme mal era mi sueño de ser artista.
Trabajo muchísimo para esa ‘morrita’ porque cuando yo tenía que buscar referentes en la televisión, nunca los encontraba, hasta que vi a Rihanna y posteriormente a Zendaya apropiándose de sus discursos, de sus identidades, de sus estilos, y eso se volvió mi ancla. Para mí, es importante siempre recordar a esa Elyfer que lo soñó miles de veces en su habitación y que hoy lo está viviendo.
¿Qué te da miedo?
Que se acabe, que se termine este sueño y estoy constantemente buscando maneras de seguir actuando, creando y aportando a este mundo, porque la industria es difícil, es dura y lo que me recuerda por qué estoy aquí es esa Elyfer niña, por eso lo recuerdo tanto, porque siempre quise estar aquí.
Veo fotos de esos espacios donde de pequeña yo actuaba, bailaba y sonrío porque hoy sigue siendo ese mismo gozo. Actuar me salvó la vida. Algo que empieza como un juego y un ejercicio para salirme de las realidades que no me gustaban, junto con mi hermano creábamos personajes y existíamos ese día siendo esos personajes, ese fue mi refugio durante la infancia.
¿Qué te da valor?
Me ilusiona mucho la juventud, todas esas niñas que están en sus casas pensando en su sueño, me da valor poder conectar con ellas y que sientan que pueden lograr lo que sea que se propongan. Por ello, ser maestra o maestro en México es una de las labores más preciosas que hay, porque es un acto de amor profundo por otras personas.
De «Betty en NY» a «Mujeres Asesinas», dos géneros polarizados, ¿cómo te desenvuelves en cada uno de ellos?
No son tan diferentes. Son series que conectan con nuestra verdad, más que una cuestión aspiracional. Ser actor es tener mucha responsabilidad en tus manos porque podemos contar historias verdaderas de personas reales.
#ElyferEsMarieClaire
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