Jonathan Anderson revela en Loewe un cuestionamiento sobre la masculinidad y el deseo que habita entre lo tangible y lo digital
Loewe continúa dando de que hablar colección tras colección. En esta ocasión Jonathan Anderson plantea preguntas incómodas sobre nuestra relación con el internet y el deseo. El set es un altar que toma de punto de partida los diseños de ventanas que José Pérez de Rozas hizo para la casa española.
En ellas se proyectan una serie de collages de video de Richard Hawkins, combinando imágenes de embajadores de la marca como Omar Apollo, Manu Ríos y Jamie Dornan en facetas que invocan la seducción como necesidad humana. El mensaje es provocador, pero claro: ¿a qué le rendimos altares hoy? La respuesta de Anderson se encuentra ene sas imágenes que guardamos obsesivamente y en que nos perdemos por horas.
La obra de Hawkins se convierte en patchworks, intarsias y estampados que pasan de suéteres y pantalones a bolsas y joyería. La realidad aplanada es un enfoque de la colección que se ve en estilos que parecieran ser múltiples capas, pero son una sola, ideales para una fotografía para redes sociales. Pantalones vienen con calcetines y zapatos incluidos en un gesto inusual pero discreto.
La actitud casual de la colección proviene también de su inspiración americana. El diseñador inglés volteó a Estados Unidos como el proveedor de un sueño que ahora es global. Lo vemos en sneakers de skaters con calcetines altos que se convierten en medias o en los pantalones track.
Más que ropa, Jonathan Anderson presenta una investigación sobre el hombre, especialmente queer y el futuro de la moda que desdibuja las líneas entre IRL y URL.
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