Un lugar icónico para un diseñador icónico
Tommy Hilfiger regresó a sus orígenes en su nueva colección en New York Fashion Week. El ambiente fue inigualable. Las estrellas como Noah Beck, Sofia Richie y Michelle Salas se dieron cita en el Grand Central Oyster Bar un lugar icónico para un ícono de la moda.
Los clásicos se reinventan para una nueva generación con proporciones más generosas. En particular el look estrella es un ejemplo de cómo se puede ver el sportswear americano en la generación actual. Una polo con cuello blanco y puños a contraste, un blazer camel, una falda de tablas y botas negras.
Pareciera una combinación repetida, pero en realidad lo son aquellos ajustes y elecciones de estilismo como el largo de la falda y el cinturón a la cadera lo que renuevan esta propuesta. “Se trata de formas relevantes, detalles relevante y hacerlo usable y accesible.” expresó Tommy. La colección le da una actitud neoyorquina a los arquetipos que son parte del lenguaje de la marca.
Tommy Hilfiger, en clave neoyorquina
Tommy Hilfiger continúa una tendencia que hemos detectado desde las pasadas colecciones masculinas. Un retorno a lo esencial, pero con un toque inesperado y excéntrico. En su caso las prendas tienen un aire retro de distintas décadas, pero que se siente relevante.
Los cuellos XL de las camisas resaltan por encima de las solapas como en la década de 1970. El minimalismo en la paleta de colores y los cortes oversized en chaquetas varsity y pantalones recuerdan a los años 90. Incluso la influencia de los 2000 se ve en el layering de dos vestidos polo.
Con esta colección, Tommy demuestra su dominio en un estilo que ya es suyo, que ha perfeccionado por casi 40 años. Es una cátedra de estilo que perdura tras generaciones.
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