Todos la conocemos por su faceta de cantante o actriz, pero pocas veces la vemos como la increíble mujer que fue blogger antes de que se conociera el término; que hizo urbano antes de que escucháramos el primer beat de este género, y que fue pionera del estudio de las criptomonedas y del NFTs
La primera telenovela que vi fue Marimar, yo estaba en casa de mis abuelos, me habían dejado ahí porque mis papás tenían que realizar la mudanza número diez en mi vida. Mi papá es militar, y con eso, llega la responsabilidad de seguirlo a donde quiera que vaya.
Fotografía: Carlos Ruizc
Peinado: Jenny Matos
Maquillaje: Mayela Vazquez
Video: Arturo Gomez
Asistente de foto: Felipe Tobar
Asistente de Moda: Paulina Castro
Asistente Editorial: Fernanda Castañeda
Publicista: Oscar Porras
Ver a Thalía fue espectacular, era tan divertida, tan llena de vida, y ni por un instante me imaginé que ella estaría viendo lo mismo que yo, en otro lugar.
«Es gracioso que me digas que te gusta mi casa, porque siempre he dicho que soy una gitana, de la vida. Antes de casarme, con mi madre, nos mudamos doce veces, y con Tommy (Mottola, productor) 14. Soy una experta en llegar a cualquier lugar y hacerlo mío», me cuenta ante mis ojos de sorpresa.
Su rostro, que hoy aparece en la portada de la revista Marie Claire, es mundialmente conocido. Es pionera de todo, de los melodramas, de la música, incluso de mezclar el rap con el pop antes de que cualquiera de tus artistas urbanos favoritos nacieran. Ella lo cambió todo musicalmente, y lo hizo por una razón: El Barrio… sí, como María la del Barrio.
«En los primeros años de mi vida yo crecí en un barrio muy folclórico, Santa María La Ribera, y cuando salías a la calle, a la iglesia, al mercado, desde todas las ventanas del vecindario escuchabas mariachi, salsa, pop, también había baladas, pero también The Beatles. De todo. Entonces yo crecí con esa influencia musical. Mi padre ponía a Jorge Negrete, Chavela Vargas, Los Panchos, mientras que mi mamá ponía a Vicky Car, a Rocío Durcal, y mis hermanas a Donna Summers, a Barry White, entonces era demasiada influencia, yo crecí con eso, y cuando arranqué mi carrera de solista (Thalía 1990), todo era rock, porque yo traía más rebeldía, aunque venía de un mundo muy pop».
Mientras seguimos platicando de música, tengo que preguntarle sobre lo que piensa de los nuevos talentos, de la gente que hace cosas distintas ahora, y le sorprende de ellos la facilidad que tienen de mezclarlo todo, de cambiar lo establecido. «Me encanta porque siento que yo siempre fui en contra de lo que no se podía hacer».
Thalía no es lo que parece. No me malinterpretes, es una real estrella, de esas que no se van a apagar nunca, pero con el beneficio de que puede ser muchas cosas más. ¿O acaso sabías que es una experta en criptomoneda, y que de hecho tiene algo así como un programa en Twitter de NFTs?
«Siempre he sido medio nerd, me encantaba todo lo que era programación, entender todo lo que era la web, y cómo manejar una computadora, entonces para mí era como una necesidad de aprender cosas nuevas, desde niña, tener un ordenador, programar cosas, cómo meterlas a la web, y ya después con la llegada del punto com, yo fui de las primeras en tener su propia página web y ahí tenía todo, lo que ahora llamamos selfie, o los blogs, yo todo eso lo he tenido ahí por años, y años y años.
De pronto nos interrumpe su mascota, Francesca, y me atrevo a preguntarle sobre sus hijos, Sabrina y Matthew, quienes disfrutan el verano mientras mamá trabaja, sobre el momento en que supieron que ella era Thalía la cantante, la que salía en las telenovelas, y que su padre, era un importante productor que en un momento de su vida fue líder de Sony Music.
«Lo están empezado a entender, de tres años para acá. Tenían una idea de nuestro trabajo, sobre todo porque veían a la gente que nos rodea, siempre estamos rodeados de proyectos, de cámaras, pero antes como que no entendían, pero ahora ya saben, y son muy respetuosos y apoyan mucho, porque saben que a veces llegamos cansados de trabajar y nos preguntan un poco más sobre lo que hacemos».
Agradecemos el apoyo de la locación: Nuts on Hudson y de Martin Dolan
