El Director Creativo de Louis Vuitton, Nicolás Ghesquière celebra los 10 años al frente de la firma con una colección que resume el pasado y nos cuenta un nuevo comienzo a un futuro prometedor.
Nicolas Ghesquière celebra 10 años como Director Creativo de Louis Vuitton, en lo que ha sido una década mapamundi de éxitos, diversidad creativa, relativismo cultural y pasarelas que nos cautivaron.
Su aventura con la casa francesa ha sido una propuesta vanguardista en diseño y continuidad exitosa en ventas. Ghesquière siempre ha tenido una visión hacia el futuro y sus colecciones interponen tendencias, además que establecen el tono de la conversación cultural del mundo de la moda. Otoño/Invierno 2024 no es la excepción.
Louis Vuitton FW24 en Paris Fashion Week
En lo que se sintió como una celebración innata de su trabajo en la última década, Ghesquière nos deleitó con una colección que mezcla la sutileza del vestir, el culto al textil con ondas avant-garde un tanto astronómicas pero a la vez muy aterrizadas que sólo se puede definir como la belleza al vestir.
La pasarela tomó lugar en el Cour Carrée du Louvre, el mismo donde presentó primera colección el 5 de marzo del 2014. Se estima que la celebración cuenta con unos cuatro mil invitados, algo masivo pero merecido dado al éxito del diseñador.
Empleados de las oficinas de la marca fueron invitados al show, primera vez que esto ocurre. El diseño del set lo hizo Philippe Parreno en colaboración con la producción de diseño de James Chinlund.
En lo que parecía una bola disco futurista, bajo un mix de sonido hecho por Nicolas Becker y Lexx Domgoogle/Bronze AI se inició una pasarela sin precedentes.
Largas distancias y bajo los efectos de luces que se sentían como una celebración, el show abrió con un look de una chaqueta tipo bomber/peplum futurista blanca acompañada con una falda de bolsillos gigantes tipo parches y piel animal que se desbordaba por las mangas.
El motivo del pelaje en las mangas continuó, y se destacó en vestidos traslucidos con bordados de lentejuelas, chaquetas deportivas y más.
Vimos leggins también bordados con lentejuelas que parecen tachuelas gigantes gris. También vimos vestidos al ras emulando estampados similares a colecciones previas en una forma de oda al pasado pero con pliegues futuristas del trabajo textilero del mismo. Vimos el trabajo de parches en pantalones, combinando telas de neopreno en bordados de tachuela con sedas y pelaje.
En una auto-versión del quiet luxury vimos conjuntos de merinos gris, inmediatamente seguidos por una ráfaga de atuendos dorados destellantes que iban desde crop tops, chaquetas y faldas, a monos dantescos del mismo estampado/color.
Los volantes en faldas y las prominentes pieles nos posicionan ese glamour ostentoso de la marca que es seguido por trabajos drapeados casi minimalistas en vestidos tenues de noche.
La pasarela fue una recapitulación de sus colecciones con una coherencia que se enfoca en un vestir del futuro, una tendencia que se ha sentido pero Ghesquière homologa como propia. Pareciera que lo que hemos venido viendo esta última década culmina en esta colección, una cohesión de la evolución del vestir presentando trabajos de confección y siluetas innovadoras.
El final, la mejor forma de cerrar el mes de la moda ya que es una pasarela que logra no solo deleitar ese apetito de la alta moda a quienes somos fan de este rubro, pero en sí transmite un mensaje esperanzador de avance, de esperanza con una visión del futuro que más allá de adelante nos está contando una nueva historia y no podemos esperar a descubrir que sera.
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