Cuando la objetificación es inminente y las presiones por adherirse a estándares de belleza se intensifican, escoger la fealdad puede ser una protección
La belleza de Medusa fue su perdición. A pesar de ser sacerdotisa en el templo de Atenea, ella la maldijo convirtiendo su cabello en serpientes y convirtiendo en piedra a quién mirara sus ojos después de que Poseidón abusara de ella. Fue tal la furia de Atenea cuando supo que quedó embarazada, que envió a Perseo a asesinarla.
Algunas interpretaciones toman las serpientes de Medusa como una manera de protegerse ante la violencia de los hombres. Al final esa maldición no la salvó de la violencia de una mujer que la revictimizó y luego la usó en su escudo. Sin embargo, una idea similar se está manifestando dentro de un colectivo de mujeres que rechazan las expectativas.
Fama y respuestas radicales
Doja Cat se ha vuelto más fea este año. Aunque suene a insulto, probablemente no lo sea para ella. Desde sus apariciones en fashion week ella transforma su presentación de manera constante. Desaparece sus cejas, cubriéndose de cristales rojos o usando pestañas postizas como bigote y barba tras las críticas de que a ese último “le faltaron pestañas”.
Todo esto se relaciona con su nueva era en Scarlet, donde ha adoptado una personalidad más agresiva y ácida, una reacción a la fama con consecuencias que tal vez no tenía previstas. Doja usa el maquillaje y la moda para representar sus demonios interiores o simplemente demostrar que no tienen ningún interés por las opiniones que tengan de ella. Es un giro radical de su presentación glamurosa en Planet Her o Hot Pink.
Esta tendencia surge como un rechazo a los estándares de belleza que se esperan de las mujeres y la cosificación a la que han sido sometidas por parte de hombres perdedores. Julia Fox es otro ejemplo, la polifacética artista y figura pública quedó envuelta en un torbellino de atención mediática después de actuar en Uncut Gems y por su corta pero intensa relación con Kanye West.
Pasando como péndulo entre piel minimalista y labios brillantes hasta pintarse el rostro completamente de blanco, ella comenta que cambia su presentación para ignorar y no satisfacer el male gaze. Algunos hombres lo comentan que se veía mejor antes, tal vez, pero a quién le importa lo que ellos piensen, ¿no?
Este abandono hacia la belleza atractiva se comienza a ver en productos como los lip glosses en colores raros, rubores amarillos o verdes o tintes para ocultar las cejas. Pero lo importante no es comprar el siguiente lanzamiento, sino analizar qué quieres lograr con el maquillaje y experimentar.
Fealdad, belleza, feminidad y arte
La fealdad como un antídoto puede encontrar sus orígenes dentro del arte de mujeres feministas. Claude Cahun, Cindy Sherman, incluso Nadia Lee Cohen utilizan su cuerpo como un lienzo para explorar ideas sobre la identidad en el autorretrato a través de los cosméticos. Es una idea que tiene historia pero que, en una era con tanto miedo por envejecer, o la presión de tener el rostro perfectamente perfilado, es un acto revolucionario.
Y aunque lo hemos descrito como fealdad, a final de cuentas es parte de un gusto, que en sí es subjetivo. No a todos les gustará la transformación de Melanie Martinez en un alien o el trabajo de @isshehungry como el maquillista de Björk. Pero no se puede ignorar la maestría técnica y la imaginación para llegar a una nueva posibilidad.
En una entrevista en 2013 Miuccia Prada dijo: “Lo feo es atractivo, lo feo es emocionante. Tal vez porque es más nuevo. La investigación de la fealdad es, para mí, más interesante que la idea burguesa de la belleza. ¿Y por qué? Porque lo feo es humano”. Este año vió la entrada de Prada en el maquillaje. Entre sus adagios de lanzamiento se encuentran preguntas como ¿Por qué corregir y no adaptar? ¿Es el café el nuevo rojo? Aquí uno que surge: ¿Es la fealdad la nueva belleza?
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