jueves, noviembre 21, 2024
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    Síndrome de la buena persona: La trampa de la bondad extrema

    Detrás de tanta bondad y empatía también hay límites fracturados.

    A menudo pasamos por alto que detrás de un corazón excesivamente amable y empático pueden surgir grandes consecuencias. El exceso de preocupación por los demás puede identificarse como el síndrome de la buena persona.

    ¿Qué es el síndrome de la buena persona?

    Se define como un patrón de comportamiento en el cual una persona muestra una preocupación constante y una atención centrada en las necesidades de los demás y llegando a satisfacer los deseos de quienes la rodean dejándose en segundo plano.

    A menudo, las personas que experimentan este síndrome no son conscientes de ello hasta que se ven perjudicadas por las actitudes de los demás o al no recibir el mismo trato que ofrecen.

    A pesar de que estas acciones pueden surgir desde un lugar de empatía y bondad, en su afán de mantener una perspectiva positiva, también llevan a la inseguridad personal.

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    ¿Cómo impacta el síndrome de la buena persona en nuestra vida?

    Afecta diversas áreas de nuestra existencia, incluyendo el ámbito laboral, la salud mental, nuestras relaciones personales y nuestra salud física y mental.

    En el ámbito mental puede desencadenar ansiedad, depresión y agotamiento crónico, impidiéndonos expresar nuestras necesidades y emociones.

    La ansiedad y la depresión no solo afectan la salud mental, sino que también se manifiestan en nuestro cuerpo. El estómago, un órgano estrechamente relacionado con nuestra mente, puede experimentar problemas como gastritis, inflamación e incluso dolores de cabeza o musculares.

    En el ámbito laboral nos lleva a cargar con responsabilidades que no nos corresponden. Esto se traduce en el intento constante de hacer la vida más fácil para los demás, evitando que enfrenten cargas negativas.

    En el ámbito amoroso o con las personas cercanas, nos dificulta expresarnos cuando nos sentimos mal por el temor a hacer que otros se sientan mal. Este comportamiento constante de justificación puede llevarnos a relaciones negativas, repitiendo patrones tóxicos.

    ¿Cómo se genera?

    El síndrome de la buena persona tiene raíces en diversas causas que están estrechamente relacionadas con el contexto y las experiencias de vida.

    La baja autoestima desempeña un papel crucial en el desarrollo de este síndrome, ya que la falta de seguridad en el propio valor lleva a buscar constantemente la aprobación externa.

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    La influencia de la sociedad debido a la idea de estar siempre disponible puede llevar a una intensificación de las acciones para encajar en diferentes círculos sociales.

    La crianza y el entorno familiar son factores clave en la formación de la personalidad. La sobreprotección, la falta de límites claros y la constante necesidad de satisfacer a una figura de poder pueden generar la replicación de estos patrones de comportamiento en relaciones externas.

    ¿Cómo afrontarlo?

    Para afrontar el síndrome de la buena persona se recomienda buscar la ayuda de un especialista que, a través de la terapia, brinde ejercicios y herramientas para identificar y eliminar patrones.

    Proteger nuestra individualidad y establecer límites, distinguir entre acciones para complacer a otros y aquellas que realmente deseamos llevar a cabo, así como desarrollar la tolerancia a noticias negativas y rechazo, son claves para evitar caer en este patrón.

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    Comunicar nuestras emociones y buscar apoyo, ya sea con profesionales de la salud o personas de confianza, también es fundamental para facilitar el proceso de mejora.

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