Un accesorio que ha estado presente desde hace años y va más allá de la belleza.
¿Qué podrían tener en común Cleopatra y Kylie Jenner? ¿Y entre María Antonieta y Ángela Davis? Cada una en su tiempo, a su manera y por sus motivos han marcado la historia de la peluca.
Una mirada retrospectiva a años de postizos y símbolos que dicen mucho sobre las mujeres y su relación con la apariencia.
La peluca cuadrada de Cleopatra: un arma de seducción masiva
Hace muchos años, la peluca era un elemento clave del vestuario egipcio. ¿Cómo no pensar en la reina Cleopatra y su famoso bob negro, decorado con trenzas y joyas? Una peluca icónica, hecha de cabello natural, a menudo de esclavos.
En esta época todo el mundo llevaba pelucas y no era tanto el hecho de llevarlas lo que daba un indicio de estatus social (como ocurriría más adelante en la historia) sino el material con el que se realizaban.
De hecho, las pelucas de pelo natural están destinadas a las personas adineradas, mientras que los modelos elaborados con fibras vegetales decoran las cabezas de personas con diferentes recursos.
Debajo de estos postizos: cabezas afeitadas, el antiguo Egipto asociaba el cabello con la suciedad. La peluca tiene otra función aparte de proteger el cuero cabelludo del sol abrasador. Los textos y las representaciones han revelado el carácter erótico de estos adornos, como sabemos en las curiosidades Histoires d’Art du Grand Palais.
Al igual que las joyas y el maquillaje, las mujeres egipcias hacen de la peluca un activo imprescindible para seducir. El gesto de peinarse también sería una forma de significar el deseo de agradar y el deseo por el elegido de su corazón.
La peluca roja de Isabel I: un símbolo de afirmación
En Inglaterra, después de que la Edad Media rechazara la peluca, la reina Isabel I se pone una peluca pelirroja que contrasta drásticamente con su piel blanqueada en exceso por los cosméticos. ¿Por qué un color como este, hasta entonces asociado a los «bárbaros»?
Le Monde ofrece una explicación en un artículo dedicado a la soberana: «en primer lugar, [para afirmar] en las mentes su parentesco con Enrique VIII, de cabello rojo, poniendo fin a las acusaciones de ‘bastarda ilegítima’. Además, al mostrarse pelirroja, única contra toda costumbre, refuerza su estatus de excepción, y con ello su imagen de ‘reina virgen'».
El cabello extravagante de María Antonieta: un look de clase alta
En la corte de Versalles, la peluca es un signo de prestigio. Marca la pertenencia a una clase noble y a funciones elevadas en la organización social. Pero también es una gran solución para disimular la calvicie que afecta a algunos debido a diversas enfermedades, ya que la moda dictaba cabellos largos.
Desde Luis XIII hasta Luis XV, la peluca adorna a la aristocracia durante mucho tiempo, hasta llegar a Luis XVI, esposo de la coqueta María Antonieta. La princesa austriaca también lleva pelucas imponentes, que se elevan muy (¡muy!) alto sobre la cabeza. Una mezcla de cabello natural (el suyo) y adornos de todo tipo, cubiertos de polvo para un acabado uniforme.
El corte afro de Angela Davis: la peluca adaptada al post
Sumérgete en la historia para unirte a la activista estadounidense de derechos civiles Angela Davis. A finales de los años 1960, su peinado afro surgió como un símbolo de la lucha contra la sociedad segregacionista y una invitación a liberarse de los estándares de belleza occidentales que habían estigmatizado injustamente el cabello encrespado, empujando a las mujeres negras y mestizas a alisarse el cabello… o usar pelucas.
Durante mucho tiempo, la peluca formó parte de los estándares de belleza influenciados por el legado del colonialismo. Como recuerda el medio belga de cultura urbana Tarmac en un vídeo presentado por la columnista Yveline Umuhoza: en la época de la esclavitud, los dueños exigían que los esclavos mantuvieran su cabello impecable y arreglado bajo pena de castigo, considerando el cabello encrespado como sinónimo de caos y suciedad.
Así, el pelo afro era cortado o escondido bajo pañuelos, y las poblaciones internalizaban el odio hacia su pelo hasta el punto de transmitirlo inconscientemente a sus descendientes. En un intento por cumplir con los estándares de belleza de la sociedad occidental, usar pelucas a menudo ha demostrado ser más práctico que pasar horas alisándose el cabello.
Desde hace varios años, las mujeres negras y mestizas reivindican su identidad y su tipo de cabello, alentadas por movimientos encarnados por Angela Davis, y por tantas otras celebridades de la actualidad: Beyoncé, Zendaya, Alicia Keys. Una vuelta a la naturalidad, lo que no te impide usar pelucas, simplemente porque quieres cambiar tu look y afirmar tu personalidad.
La peluca rosa de Kylie Jenner: un accesorio de moda por derecho propio
Tanto en las redes sociales como en las alfombras rojas, la peluca es imprescindible en la cabeza de todas las chicas fashionistas. Empezando por Kylie Jenner, fanática del accesorio desde hace varios años, ya que declaró en mayo de 2016 a Marie Claire US : “Empecé a usar pelucas y ahora todo el mundo las usa”.
Es cierto, muchas personalidades han hecho lo mismo como su propia hermana Kim Kardashian, o incluso Emily Ratajkowski o Iris Mittenaere. Pero la peluca ya había causado furor en la alfombra roja antes de Kylie Jenner, sobre todo gracias a Lady Gaga y Katy Perry.
¿La ventaja de las pelucas? Poder divertirte y multiplicar looks sin dañar tu cabello. A veces con colores llamativos que te permiten ser visto y destacar, y otras veces con pelucas increíblemente naturales que nadie sería capaz de detectar a primera vista.
La peluca roja de Caroline Receveur: la frente en alto ante la enfermedad
Para las personas que han perdido el cabello tras un tratamiento contra el cáncer o debido a la alopecia, es posible encontrar pelucas de muy alta calidad, indetectables y fáciles de mantener.
Una excelente noticia (salvo el detalle de que su precio sigue siendo muy caro) para quienes desgraciadamente se enfrentan a la enfermedad y sufren por sentirse menos femeninas después de la quimioterapia.
Eso sí, es fundamental subrayar que algunas mujeres no sienten la necesidad de llevar peluca, o que se niegan a hacerlo como un acto militante, para levantar los tabúes en torno a la enfermedad y ya no someterse a lo que parece “socialmente aceptable”.
También es importante decir que podemos pasar de uno a otro, de la cabeza descubierta a una peluca, como la influencer Caroline Receveur, que lleva varios meses luchando contra el cáncer de mama y que aparece adornada con una sublime peluca roja, y veces con la cabeza rapada.
Texto original: AMANDINE GARCIA
Traducción: Bianca Cosulich
Artículo originalmente publicado por Marie Claire Francia
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