La exdirectora creativa de J.Crew es el epítome de lo cool pero, ¿por qué es Jenna Lyons tan interesante?
Probablemente uno de los acontecimientos que más tomó por sorpresa al mundo de la moda fue que Jenna Lyons, un ícono de la moda en Nueva York y permanente presencia en incontables tableros de Pinterest, se unió al elenco de la nueva temporada de The Real Housewives of New York City. Es una elección inesperada porque Jenna no encaja con lo que imaginamos representa una housewife. Rubia, perfecta, un tanto cursi en su presentación personal y dramática hasta rayar en lo ridículo. (Nunca olvidaré a Ramona gritando “Lo único falso en mi es esto” mientras pone su prótesis de pierna en la mesa de una fiesta llena para luego aventarla al piso.)
Sin embargo, a pesar del profundo terror que sintió previo al estreno, el público clama su nombre y la adora. Y es que, sinceramente, Jenna es una persona interesante. Sus historias son curiosas y su estilo influyó la manera cómo vestimos aún si no la conocimos. Su imagen es tan reconocible que en la Met Gala de 2016 asistió con Lena Dunham y Jenni Konner, las tres vestidas de J. Crew, las dos últimas haciendo su mejor cosplay de Jenna Lyons. Incluso las iniciales con las que la asocian en redes son JFL.
It’s Jenna Effing Lyons!
Un estudio sobre estilo personal
Al analizar su historia y contexto, uno puede encontrar que Jenna Lyons se construyó a sí misma a través de la moda. Algunas de sus mayores inseguridades vienen de su condición Incontientia Pigmenti, la cuál afecta la apariencia de su piel, su cabello y dientes. Ella no tiene miedo en revelar que invirtió muchísimo dinero en carillas, y que usa pelucas para esconder las calvas que tiene.
Encontrándose en la soleada California, Jenna sabía que era imposible adoptar el look de las chicas populares, por lo que volteó hacia otra posibilidad de transformarse, la moda. Si no podía verse sexy, podía vestirse cool. Y funcionó. En el talk show de Jimmy Fallon, ella habla de cómo en la escuela llamó la atención de una de las niñas más populares y guapas gracias a una falda que diseñó. Ella cuenta la historia mientras luce espectacularmente una falda de Lanvin con bajos ondulantes, una sudadera gris de El Cosmico Marfa y diamantes.
A pesar de sus modestos orígenes, Lyons logró estudiar en Parsons y comenzó una ilustre carrera en J. Crew por casi 30 años. Junto con el CEO Mickey Drexler, Jenna transformó la imagen de la compañía, tomando su estilo personal como punto de partida. El New York Times escribió sobre ella: “La mujer que viste a América”. Para ella, es cuestión de ser libre y experimentar. Combinar prints, usar lentejuelas en la oficina, una sudadera con una falda de plumas. Anything goes.
Desde su salida de la marca estadounidense su vida se volvió un torbellino caótico. Se divorció de su pareja, el New York Post la sacó del closet sin su consentimiento y su programa de reality Stylish no tuvo la aceptación esperada. Sin embargo, su aparición en RHONY le dio visibilidad a otro proyecto que lleva en el corazón.
LoveSeen es una línea de pestañas con efecto natural, inspiradas en que Jenna no tiene pestañas propias por su enfermedad. Ella cuenta como admiraba las extensiones de pestañas que se ponían sus compañeras de trabajo pero que no eran factibles para ella, y las pestañas postizas en el mercado eran sumamente dramáticas y poco usables.
La transición de moda a belleza es bastante natural. A final de cuentas, ambas son vehículos de expresión personal y empoderamiento. Por lo tanto, ella comparte la idea de que diseñar un producto es una responsabilidad con los demás. Su propósito ha sido crear negocios exitosos con productos que ayuden a otras personas. Su propuesta libre e instintiva es una invitación a ser curiosos y vivir sin miedo.
Nada mal inspirar con tu historia y filosofía, mientras vas a Paris Fashion Week con un bodysuit de látex de Saint Laurent.
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